Novedoso tratamiento con ondas de choque extracorpóreas.
Las
ondas de choque son ondas acústicas presentes en situaciones diarias como en las ondas expansivas
generadas por un trueno. Sin embargo, comenzaron a ser reconocidas a partir de la
segunda guerra mundial, cuando las autopsias de náufragos que habían sufrido
el efecto de ataques con cargas de profundidad evidenciaron severas
lesiones a nivel pulmonar, a pesar de no existir signos externos de violencia. Esta
fue la primera oportunidad en la que pudo documentarse los efectos del
ultrasonido de alta energía en forma de ondas de choque en el cuerpo humano,
y de hecho, el nombre de Shockwaves – ondas de choque – emergió del estudio
de este fenómeno.
A
partir de estas investigaciones surgió el interés en su aplicación terapéutica.
En 1971
Haeusler y Kiefer reportaron la primera desintegración in-vitro de un cálculo renal
por medio de ondas de choque. En 1980 fue tratado en Munich el primer caso
de litiasis renal. En 1983 se lanzó en Stuttgart el primer generador de onda de
choque comercial, el Dornier Lithotripter HMI. En 1985 se llevó a cabo el primer
tratamiento de un cálculo biliar con ondas de choque.
En
1985 se desarrollaron las primeras experiencias de ondas de choque en Ortopedia
y Traumatología, inicialmente en aplicaciones óseas. En realidad, inicialmente
esto se debió a que se tenía temor acerca del daño que podría causar.
Basados
en estos hallazgos iniciales, en 1988 se aplicó por primera vez el método para
el tratamiento de una pseudoartrosis con buenos resultados.
Valchanov reportó
un éxito del 85% de los casos en retardos de unión ósea. Las investigaciones
básicas fueron muy alentadoras, y en 1993 fue lanzado al mercado
el primer generador de onda de choque especialmente diseñado para el uso
en tejido músculo-esquelético, con el nombre OssaTron. La tecnología aplicada
para la litotricia renal debió ser modificada para el uso ortopédico. Las características
técnicas y dispositivos de aplicación urológicos convencionales tienen
limitaciones e incluso contraindicaciones para su aplicación en tejidos.
En
el comienzo de la década de los 90 aparecen los primeros reportes con respecto
a tendinitis calcárea. Dahmen aplicó el concepto del tratamiento de cálculos
renales y lo utilizó en las calcificaciones de la región del hombro con buenos
resultados. Posteriormente surgieron numerosas publicaciones reportando
su aplicación en epicondilitis y fascitis plantar.
El uso de ondas de choque en revascularización de necrosis
avasculares óseas, retardos de unión estables y fracturas por
stress está estandarizado y es mundialmente aceptado. El uso en medicina
del deporte sobre lesiones tendinosas y
ligamentarias como el codo de tenista, la tendinopatias de hombro, Aquiles,
tendón patelar o fascia plantar tienen suficiente
seguimiento para ser parte del esquema terapéutico de cualquier unidad de
medicina deportiva del mundo.
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